sábado, 22 de septiembre de 2012

Con 3Dedos de frente

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¡Juro que esto no es Photoshop!
En la actualidad existen dos formas de realizar cine en 3D: la filmación con cámaras especiales o la post-conversión a dicho formato. El primer método sale un huevo y la mitad del otro, y lo usa sólo James Cameron que la levanta en pala. El resto hace la película de forma convencional y luego le agrega las cositas locas y berretas que salen volando de la pantalla. El gancho está en que ambos te cobran exactamente lo mismo.
 
Es por eso que les traigo, amigos y amigas, varios consejos y alternativas para evitar devolver los anteojos estereoscópicos a la salida del cine y, de esa manera, ganarle al salvaje sistema capitalista neoliberal que nos subyuga:

1. Tomar carrera para salir corriendo al grito de '¡Durmieron, putos!' y, acto seguido, estrellarse contra la figura de cartón a tamaño natural de Antonio Banderas.
2. Escribir con corrector blanco 'Ray-Ban' en un costado de los mismos y quejarse con gran animosidad de la cantidad de luz solar dentro de la sala.
3. Agregarle una gran nariz de cotillón, con su bigote y habano correspondientes, y hacer una mala imitación de Groucho Marx. No sirve de mucho pero lo convertiría en el alma de la fiesta.
4. Llevar una receta y mencionar que debe usar los lentes por prescripción del oftalmólogo.
5. Aducir ser testigo de Jehová y afirmar 'mi religión me prohíbe recibir transfusiones sanguíneas y devolver anteojos en los cines'. Si hay un abogado cerca, mejor.
6. Exclamar con jactancia que uno ya veía en tres dimensiones mucho antes de entrar al cine.
7. Camuflar las gafas en el balde de pochoclo o en su defecto en algún bulto, ya sea propio o ajeno. Esta opción no es muy higiénica que digamos.
8. Devolver el par utilizado y, sutilmente, sacar otro de la caja del acomodador. El resultado no varía.
9. Concurrir a una película que no sea en 3D.

Los anteojos, una vez fuera del recinto, poseen la misma utilidad que una bolsa llena de aserrín. Pero constituyen un trofeo de guerra para nuestra ultrajada billetera. O más o menos.

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