martes, 11 de noviembre de 2014

El estudiante (2011)


Con: Esteban Lamothe, Romina Paula, Ricardo Félix y Valeria Correa.

Director: Santiago Mitre.

Hace tiempo, cuando cursaba el pre de mi carrera en una casa de estudios estatal, tenía media hora para almorzar entre las clases teóricas de la mañana y las tutorías presenciales de la tarde. Para eso, debía cruzar por completo el círculo universitario y aquello involucraba pasar por el campus de casi todas las otras facultades hasta llegar al comedor que quedaba en la otra punta (sacrificaba la caminata por el módico precio de los tres platos que ofrecían, los gajes del pobre).

Justo antes del mencionado edificio, se encuentra la fachada de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Así que siempre pasaba corriendo apurado y cagado de hambre y me llamaba la atención cómo los estudiantes de las agrupaciones se la pasaban pegando carteles con consignas interminables pero obvias, fumando puchos y tomando sendos mates, entre otras actividades productivas. Mientras que yo debía hacer una fila de la concha de la lora, todo transpirado y tragar de un tirón la comida para correr de vuelta a las aulas a rendir y después esperar el bondi para seguir repasando en casa lo del día siguiente. De manera que mi reacción interna era mentar con palabras soeces a la santa madre de aquellos muchachitos imberbes que querían convencerte de unirte a sus plataformas (?)

La cuestión es que esta didáctica película me hizo acordar mucho a ellos y confirma, de alguna manera, esos prejuicios que tenía sobre los militantes de los centros de estudiantes y el submundo de la rosca política, tomando como pilar central en este caso la UBA. Es curioso el desarrollo del personaje principal (muy bien llevado adelante por Lamothe), que es un flaco del montón cuyas únicas preocupaciones en un principio pasan por tomar cerveza y cogerse a cualesquiera compañera en su camino, pero que va subiendo peldaños de una forma hiperbólica hasta llegar a una posición que no voy a contar para no cagarle la experiencia al espectador.

En fin, se trata un thriller político que se apoya en un fuerte guión (algo infrecuente en el cine nacional) y hecho de forma totalmente independiente con algunos peniques. Le pongo 7 asteroides y lo animo a verla y a sacar sus propias conclusiones.

Creo que no se entendió nada de lo que escribí. Bue, no importa.

miércoles, 13 de agosto de 2014

¡Rockandrollnenenen!

Batman y Robin. Fernet con Coca. Moreno y Fabianesi. Hay cosas que están destinadas a ir agarraditas de la mano, dependiendo inexorablemente una de otra, en una simbiosis que mantenga el orden natural. Y que evite que Marty McFly se quede en el año 1955; ya que esto provocaría una paradoja temporal que produciría una reacción en cadena, que desarticularía el espacio-tiempo y destruiría todo el Universo, en el mejor de los casos.

Pero, obviamente, también hay otras quichicientas cosas que no forman parte del confuso axioma anterior y se presentan como la excepción que confirma la regla. Me refiero a aquellas veces cuando las paralelas se cruzan y el rock y cine se chocan, quedando muy pocas posibilidades de sobrevivir. O se está frente a un bodrio descomunal para promocionar artistas o cerca de una magnus opus de pogo violento y guitarras distorsionadas. No hay punto medio.

Así que aquí les dejo algunas recomendaciones de pelis para salir a pisar pollitos en el escenario. Con permiso, después de usted:

Sound City (2013): ¿Quién diría que aquel batero de Nirvana, cuyo rostro casi no se veía de tanto sacudir las mechas mugrientas, iba a transformarse en el frontman de una banda como Foo Fighters y que después iba a terminar dirigiendo este zarpado documental? Creo que nadie, a excepción de Horangel o Aschira, claro. Un film chiquito, y sin demasiadas pretensiones, sobre un histórico estudio de grabación de California que, si bien no llega a ser Abbey Road ni mucho menos, se puede afirmar como una parte constitutiva del rock de los últimos cincuenta años, posta.

Es una lástima (y un signo de estos tiempos) que lo hayan puesto en remate con las consolas y todos los chiches analógicos, la verdad.

Me gustó bastante. Capo, Grohl.


Nivel de rock que inspira: 8.5, en la escala de Bebe Contepomi.

Who The Fuck is Arthur Fogel? (2013): Autobombo en forma de documental que nos muestra a este tal Fogel, a quien pocos conocen, pero que es el responsable de siete de las diez giras mundiales de artistas más grandes y recaudadoras de la historia. El punto flojo es que intenta hacernos creer que el tipo fue un visionario, cuando (y como en la mayoría de estos casos) resultó ser un oportunista que se llenó de plata por medio de competencia feroz y desleal, a costa de contratos leoninos y pocos escrúpulos. Más allá de eso, sirve para entender de forma muy didáctica cómo funciona el curro de la organización de estos eventos, desde que a algún productor se le ocurrió que las bandas podían tocar en grandes estadios para contar plata hasta desmayarse. ¿Y la música? Bien, gracias.

Nivel de rock que inspira: 3, en la escala de DJ Deró.


Metallica: Through The Never (2013): Orgásmica visual y musicalmente, esta peli es obligatoria para todo fanático de la banda comandada por Hetfield. Filmada en IMAX como una mezcla entre narración confusa y lisérgica por un lado, y grabaciones en vivo de una serie de recitales en Vancouver, por otro. El film (que toma prestado el título de uno de sus mejores discos de los noventa) nos inmerge rápidamente en esa atmósfera metalera que tanto nos gusta y nos convierte en símiles de los conductores de Wayne's World, coreando todos sus hits al unísono.

Pego el trailer acá para que testeen un poco de qué va todo. Ahora, si a usted no le va mucho el heavy metal, corra despavorido de este show de metaficción y gordos barbudos con tachas haciendo cuernitos con los dedos.

Todo sea por evitarle el mal trago, amigo.

Nivel de rock que inspira: 9, en la escala de Paolo, el rockero.

jueves, 13 de marzo de 2014

Cómo colarse en Cinemark Palmares

Si bien no es la intención de este blog hacer apología del delito, sabemos que es una picardía pelotuda que cruzó nuestro juicio más de una vez y que aquel que nunca lo haya hecho en su pubertad/adolescencia que arroje la primera piedra. Pero que no tire a matar, por favor. El tiro de sapito es válido.

Bueno, vamos al grano, diría un dermatólogo amigo. La ventaja acá, en el local de esta cadena, es que el complejo tiene baños dentro del sector de los cines. Entonces, cuando ves gente saliendo de una sala, te acercás a uno de los acomodadores y le preguntás por el baño. Te va a decir que está adentro y con tu tono más inocente, le pedís permiso para "volver" a entrar. Tenés a favor: A) Lo que planteás tiene lógica. B) El pibe es un empleado al que todo le chupa un huevo y no está para controlar estas cosas, para eso está el tipo de seguridad que para nuestra ventaja siempre está abajo mirando culos. Y si sos mujer, C) Ninguna mujer jamás haría algo así para colarse.

Una vez dentro del sector de las salas, tenés que esperar hasta que la peli esté a punto de empezar, (podés hacer que estás hablando por celular en el pasillo), y de golpe te mandás a la sala como si nada. Si el acomodador de adentro aún no había salido y te pide la entrada, le decís que la tiraste en el tacho del baño cuando saliste a mear (usá siempre una palabra que incomode), pero que estabas sentado ahí -señalás cualquier butaca vacía-, una vez más estarás tratando con un empleado al que sólo le interesa irse a su casa para chequear el Facebook.

Si mantenés una postura segura, pero inocente, nunca falla.

Tiene el bonus de que una vez dentro del sector, te podés pasar de sala en sala para ver más de una película. Tenés mi palabra, funciona.

ACLARACIÓN MORAL: Hacer ésto sólo en las multisalas que pertenecen a empresas extranjeras. Cuando vas a una sala nacional (Universidad, Ducal, etc...) pagá la entrada, dale propina al acomodador y arreglale las servilletas en el baño si están hundidas en la máquina.

miércoles, 12 de febrero de 2014

No estoy muerto

La verdad es que en estos días estuve meditando sobre si dedicarme a hacer algún comentario social serio (del estilo "¡Qué barbaridad que en el país que supo ser el granero del mundo, una barra de cereal sea 40% caucho reciclado!") o actualizar el blog. Como toda línea editorial seria está en manos de gente dedicada a entablar conversaciones en peluquerías y/o ascensores, sólo me quedó lo segundo.

Así que aprovecho para anunciar, con bombos y platillos si no les molesta la percusión, la vuelta al ruedo de este sitio una vez más. Dentro de poco, estaré publicando una cantidad considerable de posts de forma más bien periódica y con secciones nuevas que espero sean de su agrado, amigos.

Por lo pronto, les dejo la mejor escena de ninjas de la historia del cine y de la vida en general. Vale decir que el ninjutsu púrpura la tiene muy clara.

You are in a world of fun, me lo agradecen después.

Mmm, esto debería ser más largo, pero bue.