sábado, 23 de febrero de 2013

After Hours (1985)


Con: Griffin Dunne, Rosanna Arquette, Linda Fiorentino, Will Patton, Teri Garr, John Heard, Catherine O'Hara y la participación del dúo Cheech & Chong.

Dirigida por: Martin Scorsese.

Una de las pocas de Scorsese en la que no interviene ninguno de los siguientes elementos:
  1. De Niro.
  2. DiCaprio.
  3. Mafiosos/Aviadores/Los Stones/Hugo.
No voy a contarla porque me parece mejor descubrirla solo, sin ver ningún trailer ni nada. Es también recomendable verla de madrugada con un par de fernets encima. Aunque ahora que lo pienso, eso no cambia nada. No me haga caso.

Dunne calza perfecto acá, teniendo en cuenta que todas las situaciones caen sobre él. La verdad, muy bueno lo suyo. 

Un dato de color (siempre quise decir eso, aunque no sé a qué color se refiere. Naranja, ponele) es que originalmente iba a ser dirigida por Tim Burton, pero Scorsese andaba corto de efectivo porque se había caído la producción de The Last Temptation of Christ (1988) y no dudó mucho en aceptarla.

Me encanta esta ochentosa película con algunos toques kafkianos.

Le pongo 500 asteroides sin titubear.

sábado, 16 de febrero de 2013

¡Ganamos, perdimos, igual nos divertimos!

Sí, se acerca la fecha de los Oscars. Aquellos premios nombrados absurdamente en honor al tío de la bibliotecaria Margaret Herrick que los limpiaba porque, según ella, 'tenía un gran parecido'. Es acertado sentenciar que si uno ve una de estas ceremonias, ya las vio a todas. No es novedad que dichas entregas de premios son aburridas, tediosas y francamente lo más tilingo y careta que posee la industria del cine. Pero bueno, póngale onda usted también porque sino escribí todo esto al pedo. Está bien, en líneas generales todo lo que escribo es al puro botón.

Como no he visto casi ninguna de las nominadas no puedo pronosticar los resultados, así que me tomo una Agaromba y todo me chupa un huevo! Nah, mentira, voy a dedicarme a repasar algunos de los momentos que más recuerdo de estas insulsas premiaciones. Y no son precisamente los ganadores o los lacrimógenos discursos de las estrellas en el firmamento de la cartelera cinematográfica mundial. O sea de los actores.

La bajada de línea del gordo Moore

En 2003, los muchachos de la Academia le dieron el Oscar a Bowling for Columbine, el muy buen documental que hizo de Michael Moore toda una celebridad de la noche a la mañana. Aquel año fue un cisma político, ya que Bush hijo acababa de ganar la presidencia en una elección menos creíble que las lágrimas de Cavallo frente a Norma Plá, y bueno, no era necesario ser un genio para adivinar qué reacción se podía esperar del gordo.
La mitad de la audiencia lo aplaudió, la otra mitad lo abucheó, y el musicalizador optó por mandarle esa horrible cancioncita y terminar con el incómodo momento. Shame on you, les gritó en la cara.


La incontenible alegría de Benigni.
Vale destacar el momento casi surrealista de Benigni caminando por los respaldares de las butacas de nada menos que Spielberg y Terrence Malick bajo la banda sonora de La vida es bella (1997) para recibir el premio a manos de su compatriota Sophia Loren.

Después, el discurso que dio en un inglés muy italiano y lleno de nervios no se le entendió un carajo, pero fue un instante  memorable. Quizás sea más pelotudo que memorable, pero a mí me gustó.


La nominación de South Park.

Aunque cueste un poco creerlo, la Academia no ha sido siempre tan conservadora; de repente nos sorprenden con efímeros momentos donde se permiten hacer humor e incluso ser políticamente incorrectos. Sólo así, se puede explicar la nominación al Oscar a Mejor canción original a la película South Park: Bigger, Longer & Uncut (1999).

 La canción, "Blame Canada", es un himno hilarante y con mucho humor ácido sobre cómo Canadá tiene la culpa de básicamente todo lo malo que sucede en EE.UU. La canción en la fiesta (sí, antes había temas en vivo) fue interpretada por Robin Williams y dejó a medio mundo con cara de póker, que no entendía bien si ése era el número de la noche o Robin se había colado junto a todo un elenco tipo Figuretti.
 Pero eso no fue todo, en aquella misma edición, los hijos de puta de los creadores de la serie, Matt Stone y Trey Parker llegaron a la ceremonia vestidos de la misma manera que lo habían hecho el año anterior Gwyneth Paltrow y Jennifer López, respectivamente. Very classy, man.

La versión a capella de Drexler.
Resulta que Jorge Drexler estaba nominado por la canción Al otro lado del río de la película Diarios de motocicleta (2004) y, por lo tanto, le correspondía cantarla el día de la premiación. Pero alguno de los organizadores pensó: 'A este sudaca que canta bajito no lo conoce ni su propia sudaca madre, así que pongamos a otro latino cuya cara nos sea más familiar para tener más rating y listo'.

La canción fue masacrada en vivo por Antonio Banderas (que es más español que la paella pero a los norteamericanos les da todo igual) y los solos de guitarra de Santana (que es ciudadano norteamericano desde el '65) acompañados de esos eternos gestos pseudoorgásmicos al ejecutarlos.

Luego, el uruguayo subió a recibir la estatuilla, se plantó frente al microfóno y tuvo su pequeña revancha.
La obtención del premio de El secreto de sus ojos.


La presentación sin gracia de la categoría estuvo a cargo de Tarantino y Almodóvar, algo así como el agua y el aceite 'peliculísticamente' hablando. Ese día muchos esperábamos que Francella subiera al escenario y lanzara su ultraquemado latiguillo  'A comerlaaa', pero para agilizar la cuestión sólo dejan hablar unos treinta miserables segundos que los acaparó el pelado Campanella para agradecer a los productores, guionistas y de paso cañazo tirarle un sutil palito a James Cameron.

Como ustedes sabrán, queridos lectores ocasionales que aterrizaron en este blog, se trata de la segunda estatuilla dorada en manos de Argentina, siendo éste el único país de Sudamérica en recibir dos veces el galardón. Anteriormente había sido por La historia oficial (1985) de Puenzo y esperemos que éste sea el puntapié inicial para generar una industria del cine nacional que le pueda competir a cualquiera de los grandes estudios. Me refiero a que haya sistemas de distribución razonables que promuevan lo propio y que no se repita lo que ocurre en la actualidad, en la que el famoso INCAA produce cientos de films que se proyectan en muy pocas salas y que sino logran recaudar las primeras semanas  caen en el olvido, aplastados por los tanques hollywoodenses.

Pero bueno ya me fui por las ramas, diría Tarzán. Recuerden que si pasa en las películas, pasa en la vida y pasa en TNT. O al menos eso dice la tele.

sábado, 9 de febrero de 2013

Fuera de foco: Steve Buscemi

Si uno agarrara un diccionario u enciclopedia cualquiera y recorriera con la vista y el dedo índice la página de la letra A para buscar el significado de actor secundario, lo más probable es que apareciese el rostro de Steve Buscemi. ¡Y qué rostro, señores!

Este hombre ha actuado en más de cien películas, dirigido cuatro largometrajes, un corto y varios capítulos de series exitosas, lo que conlleva a preguntarse: ¿tiene tiempo para almorzar o para luego ir al baño a hacer sus deposiciones? ¿Steve Buscemi coge? Estoy seguro de que lo hace mucho más seguido que yo (¿eso lo pensé o lo escribí?).

Además, Buscemi no le hace asco a nada. Puede hacer de linyera medio colifa en una de Adam Sandler o ser un duro político mafioso de los años veinte en una serie de Scorsese, puede ser el criminal primo de Tony Soprano o figurar en alguna superproducción de Michael Bay.

Sin embargo, es principalmente conocido por sus memorables actuaciones en los films de los hermanos Coen y de nuestro amigo Quentin Tarantino.

Junto a su frenética forma de hablar con esa voz tan característica, otro de sus puntos fuertes es morirse. Vendría a ser algo así como el Beto Quantró de la industria cinematográfica. Cuando uno lo ve aparecer en pantalla, sabe que eventualmente va a pasar algo y se va a morir.

Ya sea por disparos a sangre fría en la cara y/o cráneo, pulverizado en una trituradora de madera o simplemente a los cuchillazos, el factor común siempre es la violencia. Lo cual es lógico, ya que si feneciera de muerte natural en cada película, éstas durarían varias horas y el efecto dramático sería considerablemente menor.

Tiene la capacidad de dar vida a personajes realmente patéticos, pero que en general resultan queribles y siempre nos sacan alguna que otra sonrisa. Como muchos otros actores de reparto (Seymour Hoffman, Giamatti, etc), ha conseguido grandes papeles protagónicos que lo hicieron más conocido para la gilada y pudieron explotar sus interpretaciones.

Momento cinematográfico por el cual lo recordaré siempre: Tiene muchísimos, pero yo me quedo con el bautismo de Mr. Pink en Reservoir Dogs (1992). Because you're a faggot, alright!

sábado, 2 de febrero de 2013

Chaplin (1992)


Con: Robert Downey Jr., Geraldine Chaplin, Paul Rhys, John Thaw, Dan Aykroyd, Kevin Kline, Moira Kelly, Anthony Hopkins, Kevin Dunn, Milla Jovovich (!), Marisa Tomei, Diane Lane, James Woods, David Duchovny y más gente.

Dirigida por: Richard Attenborough.

Del siempre polémico género del biopic, es además el film cuya interpretación catapultó a Robert Downey Jr. a la fama. Hasta que cayó en un profundo pozo varios kilómetros adelante, se hizo mierda y fue rescatado por Jon Favreau, para convertirlo en la personificación terrenal de Tony Stark. 

Anthony Hopkins interpreta a un biógrafo que ni pincha ni corta, y constituye el único personaje 'ficticio' del film. En otras palabras, está más al pedo que la vitrina de trofeos de Gimnasia y Esgrima de La Plata.

Geraldine Chaplin hace de su propia abuela y le sale bien. Bah, qué se yo. No sé qué tan loca estaba la madre de Carlitos en la vida real, pero supongo que siendo la nieta la conoció muy bien.

Vale destacar la enorme cantidad de caras conocidas que desfilan en pequeños papeles en este film, quienes fueron otrora promesas emergentes. Sorprende verlo a Aykroyd en este rol, y sorprenderse veinte años tarde de que lo hiciera resulta aún más sorprendente. Constituye una de mis tantas proezas.

Párrafo aparte merece don Ricardo Attenborough, quien para mí era 'el viejito piola que resucitó a los dinosaurios a partir de un mosquito en Jurassic Park' hasta hace poco, pero me acabo de enterar de que no sólo es un actor prolífico, sino que también es un director prolífico que sabe encarar las historias de vida de grandes personalidades (ya una década atrás había hecho Ghandi con Ben Kingsley) y que elige muy bien el casting de sus cintas.

Como si eso fuera poco, fue nombrado Caballero del Imperio Británico y es el presidente vitalicio del Chelsea FC. Así que démosle un caluroso aplauso a este viejito piola porque es un capo, y porque llegó a encarnar al mismísimo Papá Noel y ni se inmutó.

Le pongo 7 asteroides y les pregunto ¿uds saben por qué Charlot hacía películas mudas? Porque el director le decía: ¡No Charles, Chaplin!

No me juzguen, pueden tener un hijo así.