miércoles, 13 de agosto de 2014

¡Rockandrollnenenen!

Batman y Robin. Fernet con Coca. Moreno y Fabianesi. Hay cosas que están destinadas a ir agarraditas de la mano, dependiendo inexorablemente una de otra, en una simbiosis que mantenga el orden natural. Y que evite que Marty McFly se quede en el año 1955; ya que esto provocaría una paradoja temporal que produciría una reacción en cadena, que desarticularía el espacio-tiempo y destruiría todo el Universo, en el mejor de los casos.

Pero, obviamente, también hay otras quichicientas cosas que no forman parte del confuso axioma anterior y se presentan como la excepción que confirma la regla. Me refiero a aquellas veces cuando las paralelas se cruzan y el rock y cine se chocan, quedando muy pocas posibilidades de sobrevivir. O se está frente a un bodrio descomunal para promocionar artistas o cerca de una magnus opus de pogo violento y guitarras distorsionadas. No hay punto medio.

Así que aquí les dejo algunas recomendaciones de pelis para salir a pisar pollitos en el escenario. Con permiso, después de usted:

Sound City (2013): ¿Quién diría que aquel batero de Nirvana, cuyo rostro casi no se veía de tanto sacudir las mechas mugrientas, iba a transformarse en el frontman de una banda como Foo Fighters y que después iba a terminar dirigiendo este zarpado documental? Creo que nadie, a excepción de Horangel o Aschira, claro. Un film chiquito, y sin demasiadas pretensiones, sobre un histórico estudio de grabación de California que, si bien no llega a ser Abbey Road ni mucho menos, se puede afirmar como una parte constitutiva del rock de los últimos cincuenta años, posta.

Es una lástima (y un signo de estos tiempos) que lo hayan puesto en remate con las consolas y todos los chiches analógicos, la verdad.

Me gustó bastante. Capo, Grohl.


Nivel de rock que inspira: 8.5, en la escala de Bebe Contepomi.

Who The Fuck is Arthur Fogel? (2013): Autobombo en forma de documental que nos muestra a este tal Fogel, a quien pocos conocen, pero que es el responsable de siete de las diez giras mundiales de artistas más grandes y recaudadoras de la historia. El punto flojo es que intenta hacernos creer que el tipo fue un visionario, cuando (y como en la mayoría de estos casos) resultó ser un oportunista que se llenó de plata por medio de competencia feroz y desleal, a costa de contratos leoninos y pocos escrúpulos. Más allá de eso, sirve para entender de forma muy didáctica cómo funciona el curro de la organización de estos eventos, desde que a algún productor se le ocurrió que las bandas podían tocar en grandes estadios para contar plata hasta desmayarse. ¿Y la música? Bien, gracias.

Nivel de rock que inspira: 3, en la escala de DJ Deró.


Metallica: Through The Never (2013): Orgásmica visual y musicalmente, esta peli es obligatoria para todo fanático de la banda comandada por Hetfield. Filmada en IMAX como una mezcla entre narración confusa y lisérgica por un lado, y grabaciones en vivo de una serie de recitales en Vancouver, por otro. El film (que toma prestado el título de uno de sus mejores discos de los noventa) nos inmerge rápidamente en esa atmósfera metalera que tanto nos gusta y nos convierte en símiles de los conductores de Wayne's World, coreando todos sus hits al unísono.

Pego el trailer acá para que testeen un poco de qué va todo. Ahora, si a usted no le va mucho el heavy metal, corra despavorido de este show de metaficción y gordos barbudos con tachas haciendo cuernitos con los dedos.

Todo sea por evitarle el mal trago, amigo.

Nivel de rock que inspira: 9, en la escala de Paolo, el rockero.

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